Nos juntamos con Mila a la hora de almuerzo y le hicimos unas fotos para un proyecto interesantísimo que está haciendo, ya les contaré cuando esté listo. La cosa es que el Tomás Jr. justo tenía que hacer una entrevista como tarea para la universidad y aprovechamos de matar dos pájaros de un tiro. En la entrevista iba todo muy bien y educadito pero a mi se me ocurrió hacerle la pregunta del millón ¿que es lo que realmente odias de vivir en Chile?.
Bueno, Ella y Rudy llevan como 7 años viviendo en Arica y no tienen la más mínima intención de volver a Nueva York, donde vivían antes, así es que la respuesta lógica era que mo había nada que odiara realmente. Pero yo no iba a aceptar un "no" por respuesta, así es que insistí una y otra vez. le dije que se olvidara de la buena educación, que estábamos entre amigos y etc. etc. -Bueno- me dijo -odiar es una palabra muy fuerte, pero ¿sabes que es lo que me molesta? Nunca en mi vida había visto tanta mentira y tanta hipocresía como acá en Chile.
Le pedí que se explayara más y me dijo -mira, nadie dice las cosas de frente, yo te pregunto "¿te gustan mis pasteles? y me dices "¡exquisitos!" aunque los encuentres pésimos, nadie dice que no sabe algo, responden lo primero que se les ocurre. así nunca se realmente que piensan los demás- le encontré toda la razón y es algo que me han dicho casi todos los gringos que he conocido cuando hablamos en confianza.
Esta hipocresía es increíble. Y ni la notamos, de la misma manera que el pez no se da cuenta que traga agua, así de inmersos estamos. Las ansias de no quedar mal con nadie que nos lleva a repetir como idiotas lugares comunes y aceptar las situaciones más espantosas con tal de salvar las apariencias.
Leo en Twitter una cantidad de comentarios estúpidos acerca de la protección de menores, todo ese sistema que se ha levantado en Chile para tratar con menores abandonados y delincuentes (van todos al mismo sistema) se ha construído en base a la hipocresía, las apariencias y el moralismo falso tan característico de nosotros los chilenos.
La verdad es que a nadie le interesa como funcione el sistema, solo quieren quedar bien con los demás demostrando que son mejores y más morales ¡como nos encanta hablar bonito!. Tiempo atrás escribí algo sobre el truculento sistema del Servicio Nacional de Menores y el enorme negocio que han armado iglesias y fundaciones para hacerse cargo de los niños delincuentes y abandonados.
Nuestra opinión pública, hipócrita y puritana en apariencia, ignora olímpicamente que la iniciación sexual antes de los 16 años es lo más común en nuestro país, sin embargo se indignan contra la pedofilia, piden fusilamientos y mutilaciones, negando la realidad que desde la pubertad los niños tienen deseos sexuales, mucho más intensos que los mayores.
Esa indignación moral es muy típica de nuestra sociedad hipócrita. Creo que en Chile es mayor incluso que en otros países de Latino América, yo creo que es producto de nuestra falta de autoestima. Guillermo Blanco escribió hace años, creo que en los setentas, sobre "el chileno apocadito" y muchos años después volvió a escribir lamentando que el apocadito había sido reemplazado por un petulante que se creía mejor que todos los demás.
Creo que tenía razón en ambas cosas. Creo que los chilenos nos fregamos cuando empezaron a jugar bien a la pelota y a ganar partidos de fútbol. No hay mejor ejemplo de un pobre diablo petulante que el barra brava, que sabe que no vale nada, que su vida es una porquería pero se siente mejor que los demás porque es hincha de un equipo que ganó el campeonato. Eso si que es vestirse con ropa ajena, "ganamos" dice orgulloso, como si hubiese jugado.
Pero hay otras formas de barra brava que permiten que un pobre diablo sin autoestima se sienta mejor que los demás, una de esas formas son los barra brava "valoricos" como los que hacen gárgaras con asuntos sexuales y los barra brava políticos.Y aquí le voy a pegar en los cachos a muchos de mis amigos.
Porque el barra brava político está convencido que su ideología lo hace mejor que los demás y que lo autoriza a hacer funas y burlarse de los fachos pobres, de los comunachos o de cualquiera que tenga ideas políticas distintas a las suyas.
Amigos, eso es pura falta de autoestima, inseguridad, complejos. Todos los moralistas, del color que sean, son en mi opinión pobres diablos que se sienten nada y tratan de esconderlo poniéndose en un pedestal de superioridad moral. Bah, esta vez le hice caso a Mila y dije lo que pienso.
Pero la opinión del extranjero es muy valorada entre nosotros, de hecho hay todo un género literario, los viajeros extranjeros, muy apreciado en latinoamerica. Su vision de nos nos importa mucho. Recuerdo el dia que empezó la guerra de Malvinas: mi padre fue a varios lugares y en todos se hablaba que no habría guerra real, que los ingleses no vendrian, que ya no eran lo que fueron. Hasta que se juntó con su amigo italiano, un tipo que llegó tras la guerra mundial.
ResponderBorrar- Hicieron una estupidez, verdad?- dijo mi viejo
- Increíble, dijo el tano. Les van a dar una paliza.
Pero mi viejo tuvo que hablar con un extranjero para usar el lado racional del cerebro.
jaja ¡que cierto! la unica manera de despegarnos de nuestros prejuiios es hablar con alguien de afuera, por lo menos ellos tienen otros prejuicio distintos.
ResponderBorrarEs increible la estupidez colectiva a que se llega siguiendo la opinion pública y como nadie se atreve a decir algo distinto...
los gringos tambien son hipocritas, aunque tal vez por razones distintas. Les enseñan a ser ventajistas, mintiendo si es necesario; y todo recubierto de moralina puritana, la excusa para joder al projimo con impunidad.
ResponderBorrarBorges lo documenta muy bien en una de sus criticas de cine (cuando veia), donde se asombra con fastidio del periodista "heroe" que se hace gran amigo del gangster solo para extraerle evidencias incriminatorias. La amistad no es muy valorizada por el grueso del gringuerio.
Claro que si, en todas partes se cuecen habas. El moralismo en USA por ejemplo alcanza niveles ridículos y en general en Europa del norte la amistad se entiende de una manera distinta -tal vez más utilitaria- que entre nosotros.
ResponderBorrarDebe ser por la tradición cultural más individualista, para ellos la amistad es útil mientras para nosotos es divertida es algo asi como "utilitarios vs. hedonicos" :)
En todo caso eso de usar la moral para sentirse mejor que los demás debe ser universal, aunque a nosotros que somos tan hipocritas se nos nota más.
Bravo!!!
ResponderBorrarbuena columna.
Agrago algo mas...
somos el pasi del frendo de mano
prohibimos algunas drogas...
prohibimos que el empleador decida si quiere trabajar con drogos (no hay que asumir consecuencias)
No tenemos carcel de menores, creamos los cod que son peores, pues al no tener guardias con autoridad para ejercer la fuerza los mas malos se hacen dueños del recinto.
La gente odia los politicos y lucha para darles mas dinero pendientes de que les llegue un bono
en fin
tontilandia le llamaba jenaro prieto
Exactamente Nervio, existe una especie de secuencia con que se enfrentan todos los problemas en Chile:
ResponderBorrar1.-La tele enciende la indignación pública
2.-La gente sale indignada a acusar a "los malos"
3.-Los políticos hacen una ley para prohibir algo o para imponer pensa tan descabelladas que jamás llegan a aplicarse
4.-goto 1
Y así todo vuelve a repetirse con distintos pretextos: drogas, sexo, política, etc. que plasta más grande...
Y la gente feliz porque su indignación le hace creerse mejor que los demás: "los malos"
ResponderBorrarYo creo, digo creo, que nuestro rasgo central es la envidia y la hipocrecia es una forma de disimulo, un verdadero camuflage, para protegernos de la envidia ajena.
ResponderBorrarWilson, claro: envidia, resentimiento, chaqueteo y cuchillada por la espalda ¡están en nuestro aDN jaja!
ResponderBorrarAnónimo, así es, los latinos odiamos a los ricos por envidia y mucha gente de USA odian a los "viciosos" yo creo que por lo mismo: envidia. Son formas distintas de hipocresía nomás. Lo peor es que como somos copiones estamos importando esas estúpidas ideas también a Chile. La aplanadora curtural.