Vidas paralelas: El Mostrador y Bío-Bío

"Para que no exista el poder ilegítimo que proporciona el tener dinero..."

Siempre he pensado que Tomás Mosciatti es un charlatán, oportunista, demagogo, versero y con cero sentido del ridículo por su imitación grotesca del aspecto de Larry King. Es una especie de meta-pelmazo porque King es el pelmazo original: Mosciatti es la imitación de un chanta. Desde "Radio Bío-Bío" se dedica a predicar sus diatribas al estilo de los evangélicos, mezclando hechos, medias verdades y abundantes insinuaciones maliciosas.

Otro que escribe diatribas, esta vez por encargo, es Mirko Macari, curioso personaje de un medio no menos curioso. ¿Quien pone la plata en el periódico electrónico "El Mostrador"? Macari tiene una especie de guión que repite como grabadora, adaptándolo a cualquier noticia o situación. También es copia de otro chanta, Eugenio Tironi, a quien le repite frase por frase sus disparates acerca de "las elites", "el poder", "los clivajes" y otras cursilerías por el estilo, con cero contenido, destinadas a cazar giles.

"El Mostrador" es, para mí, la encarnación perfecta de un pasquín porque nadie sabe quien digita sus operaciones de prensa, yo he tenido muchas hipótesis desde que apareció el año 2000 como un periódico electrónico por subscripción. Cuando ese modelo fracasó -como era lógico- pasó a ser gratuíto y abierto, salvo que nadie sabe como se financia. Los "dueños" legales son notorios hombres de paja y a mi me dió la mala espina desde el principio. Se trata de un medio dedicado a armar operaciones de prensa y sutil desprestigio, lo que en Perú llaman "sicosociales". Al principio pensé que dependía de alguna oficina política del Ministerio del Interior como hijastro de alguna agencia de inteligencia, con el tiempo creo que va por otro lado la cosa. Mi última suposición es que el que pone el billullo es el ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Vaya a saber uno.

 Al menos con Mosciatti la propiedad de su grupo informativo es tan clara como sus ambiciones políticas, el grupo de "Radio Bio-Bio" es una empresa familiar que tuvo un gran crecimiento para el terremoto del año 2010 y ha crecido mucho más gracias al gobierno de Bachelet, a quien se ha dedicado a atacar desde los primeros días de su mandato. La habilidad de los hermanos Mosciatti para oler la sangre es notable, porque fueron de los primeros en darse cuenta que atacar a Bachelet iba a ser un negocio fácil y muy rentable. No cuesta mucho atacar a alguien que ha sido tan estrepitosamente incapaz y es una cosa con la que la mayoría de los chilenos empatizamos. Pero los Mosciatti tienen agenda propia y su pretendida "independencia" es más falsa que la sonrisa de Aylwin.

Comparo a los hermanos Mosciatti con varios otros personajes más o menos siniestros como Farkas, los hermanos Perisi, Enriquez Ominami, Guillier y varios más, a los que se les ha abierto el apetito en vista de la mediocridad del establishment político. Viero a Bachelet dos veces presidente y seguramente pensaron "si ella puede, ¿por que no yo?". Eso es lo peor de haber tenido una presidente tan mala, ya cualquier patán se cree capaz de hacerla.

No quiero extenderme porque el tema no da para mucho más, lo único que me interesa hacer notar es que hay mucho cuentero dando vuelta, esperando a ver si le llega su minuto de suerte para pegar el zarpazo. Cuando alguien aparece más interesado en el bien de los demás que en el bien propio es momento de encender todas las alarmas y chequear si no nos ha robado la billetera o el reloj.

P.D. Esa estúpida frase que aparece al principio de la entrada: "Para que no exista el poder ilegítimo que proporciona el tener dinero..." retrata muy bien a estos sinverguenzas. No hay nada ilegítimo en el poder que da el dinero, mucho más ilegítimo es el poder que le han dado los votos a algunos malandrines para permitir que se enriquezcan, ellos y sus familias. El dinero en si no tiene nada de malo y los que despotrican contra "los ricos" son unos hipócritas, que lo hacen para tratar de enriquecerse ellos mismos. Eso si que es bien sucio, a mi modo de ver.