08 abril 2019

La verdadera libre competencia


Bueno, ya se que el tema es latoso pero que me importa. Esto lo escribí antenoche cuando no tenía sueño, comentando las ideas de un amigo, aquí va:

Ahora que todos son liberales
A estas alturas parece que todo el mundo glorifica el mercado y la libre competencia como la panacea para el bienestar económico y la creación de riqueza en el mundo, claro que el diablo está en los detalles, las personas, estando de acuerdo en las virtudes, tienen una idea muy diferente de que significa la palabra "libre", como consecuencia de las diferentes concepciones de libertad que existen entre liberales e igualitarias.

Los liberales tienen la idea de libertad "negativa", es decir libre albedrío sin ninguna restricción en lo que no afecta a terceros. Los igualitarios en cambio, tienen un concepto de libertad "positiva", que dice -por ejemplo- que los "pobres" no pueden ser libres al no poder acceder a todo lo que desean. Para mi es obvio que la libertad positiva es imposible, pero dejemos eso por ahora y volvamos al concepto de mercado o competencia libres..

¿Deporte o guerra?
La primera idea es que la libre competencia real no es como el fair play en los deportes El mercado no funciona -ni puede funcionar- como las competencias deportivas donde existe una autoridad (federaciones, árbitros, etc.) que vigila que se cumplan ciertas reglas (no tomar la pelota con la mano en el futbol, etc.) para que la competencia sea "justa" y "en igualdad de condiciones".

Los liberales ingleses desde antiguo han tenido una poderosa escuela de pensamiento obsesionada con la idea del fair play, en la escuela de Lausanne-Cambrigde primero y hoy en la London School of Economics.

El concepto deportivo del "fair play" que supone el establecimiento de ciertas reglas es lo que ha llevado a cosas como los pesos en las carreras de caballo: a los más rápidos se los carga con un "handicap" cosa que les cueste más y así no ganen siempre que compiten.

Eso que funciona muy bien en los deportes y con los caballos, no es lo que ocurre en los negocios ni con los seres humanos, los negocios más que a los deportes se parecen a la guerra. Por eso lo primero que se estudia en marketing y en estrategia empresarial, es que el principal objetivo estratégico de toda empresa es alcanzar una posición de monopolio, aplastando a la competencia.

Una anécdota de mis tiempos de estudiante
Cuando yo estudiaba el MBA tuve un profesor de economía muy bueno, con la rara condición de ser economista y empresario minero, así es que conocía las dos caras de la moneda. En la primera clase nos explicó la historia del maná que cayó del cielo a los judíos según la Biblia, y de allí nos encargó hacer las curvas de oferta y demanda. No recuerdo bien los argumentos, pero en base a esa curva "nos demostró" que los monopolios eran socialmente ineficientes.

Como el módulo anterior al de economía había sido de marketing, donde nos habían enseñado las ideas de Michael Porter, y otros, que presentaban la competencia en términos militares (de guerra) donde el objetivo era tomar una posición que eliminara a la competencia, yo le dije ¿pero como es la cosa, los monopolios son malos o no? El profesor se descolocó un momento y me dijo "depende del punto de vista", los monopolios son malos para los que no han tomado la posición y son buenos para los que la han tomado. ¿Pero socialmente que pasa? Ah no, me contestó, para la sociedad son malos porque son ineficientes, dejan recursos sin utilizar.

El argumento de eficiencia no sirve
Noten que desde la economía no hay juicios de valor ni de "justicia", se estudian las cosas como son objetivamente. El monopolio era malo por ineficiente al dejar recursos ociosos. Pero si le quitamos a las empresas la posibilidad de ser monopolio, arbitrando para que todos tengan iguales oportunidades, entones el incentivo económico es justamente lo contrario: que todos se pongan de acuerdo de alguna manera para evitar la competencia.

Si en las carreras de humanos se usaran handicaps como en los caballos, los corredores rápidamente llegarían a algún acuerdo para hacer un simulacro de competencia y turnarse en ganar, ya que las ventajas iniciales son inútiles y no importa quien sea naturalmente el más rápido, supongo que por eso no se usa el handicap en los humanos como se usa en los pobres caballos, que no tienen como ponerse de acuerdo entre si.

Diferencia entre deportes, guerra y negocios
Imaginen que en una guerra, los países se comprometen a participar con exactamente el mismo número de soldados por país y que los que intervienen se comprometan a usar idéntico poder de fuego, para que la pelea sea "justa" y así pueda "ganar el mejor". ¿Les parece una idea absurda? Claro que es ridículo, eso está bien para los deportes que se hacen solo para divertirse, pero cuando nos jugamos cosas serias como nuestra libertad, soberanía, supervivencia, etc. lo primero que hacemos es mandar al diablo el fair play y buscar todas las ventajas que podamos conseguir.

Bueno, en los negocios ocurre algo parecido, se parecen más a las carreras de humanos que a las de caballos, y se parecen más a la guerra que a los deportes, porque nos estamos jugando algo tan serio como nuestra riqueza o nuestra ruina. El verdadero concepto de "libre mercado" o de "libre competencia" es que se trata de un agregado de personas o empresas peleando por su objetivo individual de alcanzar el monopolio, el fair play no corre en esto.

Porque ese es el objetivo estratégico de toda empresa y esta guerra por llegar al monopolio es la que evita que las empresas que compiten se pongan de acuerdo. La mejor -y única- política para que exista máxima competencia es que la guerra se desarrolle libremente sin reglas, handicaps, regulaciones ni arbitrajes. Cuando Adam Smith escribió sobre "la mano invisible" hablaba justamente de eso. El miedo a que una empresa -al llegar al monopolio- se eternice en esa posición y crezca más y más hasta el infinito, es falso, eso nunca ha ocurrido en la historia. Lo de justo o injusto es irrelevante porque esos conceptos en economía y en la vida son subjetivos, al tratar de introducir justicia todo se arruina.

Qué pasa cuando el gobierno no interviene
La economía no es justa y en todo momento se producen situaciones que alguien puede considerar "abusivas", en los mercados realmente libres no existe ninguna otra regulación que los acuerdos voluntarios entre partes individuales y eso basta -o más bien es la única forma que existe- para que los abusos se compensen y en suma sean solo friccionales. Cuando aparece alguien gobierno con la idea de un "mercado perfecto" o "competencia perfecta" y trata de arbitrar para emparejar la cancha a los actores, solo puede producir distorsiones y crear situaciones más injustas que las que trata de "corregir". Las llamadas "imperfecciones de mercado" nunca han existido, tal como no existen las imperfecciones de la guerra.

. Esta idea de que el gobierno "arbitre" para igualar las condiciones en sumamente nueva, no existió en gran parte de la historia y partió a principios del Siglo XX con el juicio de USA contra John D. Rockefeller. Ese fue el primer intento de un gobierno de regular la competencia y terminó en un completo fiasco, en lugar de debilitar el monopolio de la Standard Oil lo fortaleció y hasta el día de hoy sus sucesoras son las petroleras más grandes del mundo. Siempre que el gobierno trata de arbitrar y poner regulaciones o hndicaps en pro de "la libre competencia" termina fortaleciendo a los monopolios, eso es inevitable.

Ni los Borgia, ni GM, ni Boeing ni la IBM
La familia Borgia no tuvo ninguna regulación, hoy según los teóricos del fair play deberían ser los dueños de toda la riqueza del mundo, eso nunca ha ocurrido. Cuando el gobierno no interviene, los grandes oligopolios caen por el peso de su ciclo de vida. Los negocios igual que las personas tienen un ciclo natural de vida y las intervenciones del gobierno "por la libre competencia" tienen siempre el efecto de alargarles el ciclo de vida. En 1969, Jean Jacques Servan Schreiber, un intelectual francés muy famoso, escribió en "El Desafío Americano" que para el año 2000 habría solo una gigantesca fabricante de automóviles en el mundo: General Motors, un solo constructor de aviones y naves espaciales: Boeing y por supuesto una sola empresa de computación, que tendría un computador monstruoso con terminales en tiempo compartido en cada casa, esa empresa sería -como no- la IBM.

Nada de eso se cumplió y esas empresas hoy están a medio morir saltando, esa es la mejor muestra de que los monopolios no son malos: son el premio que corresponde, se llega allí después de una guerra y -sobre todo- esa posición monopólica nunca es permanente, se pierde por el propio ciclo de vida de las empresas, que terminan siendo comidas por la competencia gracias a la guerra que significa toda actividad comercial.

Sin esta guerra y sin la posibilidad de alcanzar una posición de monopolio, simplemente desaparecería el libre mercado, la libre competencia, y la economía tendría que encontrar una forma que todavía no se ha inventado, porque las alternativas al mercado (planificación centralizada por ejemplo) han sido siempre fracasos. Bueno, esa era mi entrada, ahora...

Agradezco a mi buen amigo el ingeniero civil electricista y consultor Oscar Cabello, cuyo interesante artículo en Telesemana.com y las conversciones por mail me dieron el tema para esta latosa entrada, escrita para pasar el tiempo en una madrugada de insomnio, además Oscar me ayudó en los errores de redacción, así es que tengo que agradecerle doblemente. porque frecuentemente se me pasan muchos. También agradezco a mi buen amigo y tovarich, el economista Saul Alanoca, porque una conversación con él también me sugirieron todas estas ideas, aunque en el momento fui demasiado atolondrado para decirlas con claridad, parece que soy mejor escribiendo que con el hablamiento.


7 comentarios:

  1. EL cuento antimonopolio parece basarse en la idea que eliminan la competencia y entonces suben lo precios y sacarian una ganancia extraordinaria. Como dices no hay evidencia, si suben los precios y aparecen nuevos competidores y el monopolio pierde lo que gasto con precios "depredadores". Si pueden las grandes empresas poner condiciones de compra odiositas a sus proveedores atomizados, pero eso no implica daño al usuario final, es mas probable que sea al reves.
    Donde hay un monopolio es en los llamados naturales, como el abastecimiento de agua por cañeria, donde los abastecedores son los dueños de las cañerias. Ahi el sistema de una empresa teorica puede funcionar , mientras no capturen el estado que le fija precios y obligaciones. Un poco mas raro son las licitaciones construccion y explotacion de obras publicas, como las carreteras, donde facilmente pueden subvalorarse el uso y los ingresos, como paso en las autopistas (alguien, mal pensado, podria decir que fue via regalitos)

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  2. Efectivamente Wilson, todo monopolio es por naturaleza inestable, puede crecer todo lo que uno pueda imaginar, pero llegado un punto se derrumbará por dos debilidades que son evidentes. La primera es la copia, si a alguien le va bien habrán cientos que venderán a su madre por hacer lo mismo y desplazarlo. La segunda debilidad del monopolio, que también afecta a la colusión o carteles de precios, es la codicia humana: si se ponen todos de acuerdo en un precio eso crea una excelente posibilidad de negocio para el primero que se descuelgue. No solo no existe evidencia que los onopolios colapsan solos, sino que hay evidencia contraria ¡que si colapsan solos! La mejor muestra de esto es la OPEP que trató, en medio de la histeria que el ptróleo se iba a terminar, de crear un cartel de precios. Los más viejitos recordamos coo todos los "economistas serios" decían que el jeque Yamani iba a gobernar al mundo manipulando los precios del crudo. A largo plazo ya vimos como pasó exactamente lo contrario.

    Un monopolio interesante es el de algunos productos de Microsoft, que han mantenido la preferencia del mercado durante varias décadas, esto no se xplica por prácticas predatorias ni nada de eso que dicn los tontos, simplemente es el mercado que ha preferido estos productos por mucho tiempo. Es una situación muy atípica.

    Los monopolios naturales son un caso muy interesante. en casi todo el mundo son operados por el estado con resultados que -en su mayoría- van desde mediocre a horrible. Chile tiene uno de los sistemas más inteligentes del mundo, con operadores privados a los que el estado fija las tarifas de acuerdo a una empresa teórica. Podrán decir muchas cosas en contra de este sistema, pero los decretos tarifaros y sus estudios son públicos y yo jamás he sabido de alguien que impugne el cálculo de una tarifa. Este sistema además promueve la competencia (cosa que en los sistemas estatale no existe) porque cada cierto tiempo, me imagino que son 10 años o más, las conseciones son licitadas públicamente y se adjudican a quienes hagan las mejores ofertas. Es un sistema excelente y único en el mundo, hasta donde yo se.

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  3. Entiendo que no pocos empresarios exitosos se han leído El Arte de La Guerra precisamente y un ejemplo que muestra elocuentemente que los negocios son como la guerra es precisamente la guerra de consolas, donde se emplean un montón de estrategias y artimañas para sobreponerse a la competencia.

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  4. Si bien en esto soy un cero a mi otra derecha, solo puedo decir que la "libertad positiva" me recuerda a la teoría de los patines de Nicolás Eyzaguirre, solo que "con modales".

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  5. Hola Tomás: Muy interesante tu columna y ciertamente que respeto tu opinión, pero no olvides que la guerra también tiene reglas (convención de Ginebra) y que incluso hay juicios contra los “criminales de guerra”, que en algunos casos -me apresuro a decir- parecen más políticos que justos.

    Es más, la sociedad vive y prospera gracias a las más variadas construcciones artificiales, tanto físicas como mentales (casas, edificios, automóviles, aviones, diez mandamientos y demás normas y leyes, etc.), que procuran desafiar la naturaleza, la ley de gravedad y las características más negativas del ser humano. Sin esas construcciones artificiales seguiríamos viviendo en las cavernas, y robándonos y matándonos entre nosotros (mucho más que hoy).

    Y como la libre competencia es algo deseable -y en eso creo que sí estamos de acuerdo-, soy de los que piensan que es necesario que en el país exista una institucionalidad antimonopolios (DL211, FNE y TDLC), pese a que de repente puedan cometerse errores.

    En los mercados suficientemente competitivos esa institucionalidad no es necesaria, porque el propio mercado impide que los empresarios logren su natural objetivo de desplazar a todos sus competidores y monopolizar el mercado, lucha que -mientras dure y se mantenga- a todos nos favorece en la forma de menores precios y mejores servicios. ¡Esa es la gracia de la libre competencia, pese a que no pocos empresarios pierden su capital en ella! ¡Así es el cruel mercado!

    El caso de telecomunicaciones es un exitoso ejemplo. Estoy seguro de que hoy no tendríamos el desarrollo actual sin la intervención de los organismos antimonopolios, y seguiríamos comunicándonos con teléfonos negros.

    El sector eléctrico es otro de los que brama por una reforma similar, así como los bancos, las AFP y las Isapres. Hoy, pese a que la red de distribución eléctrica todavía es un monopolio natural (tal como lo fueron los pares de cobre en la telefonía antigua), muchos países como Finlandia, Alemania, Nueva Zelandia, Noruega, Suecia, Inglaterra, EEUU o Australia han implementado -desde hace 20 años- modelos competitivos, donde comercializadores de energía luchan entre sí por la provisión de ésta a hogares y empresas. En Nueva Zelandia el 75% de los medidores ya son del tipo inteligente, POR PROPIA VOLUNTAD DE LOS USUARIOS, y no por imposición legal, como acá. Y que decir de los precios: en Chile pagamos una de las energías más caras del mundo, porque los modelos de empresa eficiente no han sido correctamente implementados (y te advierto que, como tú, soy muy partidario de esos modelos). El sector eléctrico es otro caso donde nuestros organismos antimonopolios deberían intervenir, tal como lo hicieron en los 90, con el multicarrier de larga distancia.

    En todo caso, así como las reglas del fútbol no procuran el empate de los equipos, sino que el juego limpio, la legislación antimonopolios tampoco procura la igualdad entre los competidores, sino que sólo que la cancha se mantenga horizontal, abierta para cualquiera y que los participantes con poder significativo de mercado no hagan trampas.

    ¡Y muchas gracias por difundir mi columna!

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  6. Lo que hacen a los caballos de carrera que son mejores y les ponen más carga es lo contrario al "fair play". Yo no entiendo por esa expresión con ese ejemplo. Con esa lógica si lo llevamos al sistema parlamentario inglés, donde el saca más voto gana, el sistema se va a la ruina. Se elige un político por distrito y no varios. Así, si un político gana en una elección en Inglaterra y en la próxima parlamentaria, habría que ponerle dificultades como por ejemplo, menos publicidad que otro candidato.

    El juego 'El monopolio' es la muestra de la realidad, pues los diversos jugadores lo único que aspiran es dominar el mercado y sacar a la competencia.

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  7. Frx, todo negocio es una guerra entre competidores, no es un deporte, aunque a veces se mete un matón llamado "gobierno" para defender a sus amiguis.

    José, claro, la "libertad positiva" es esa de los patines, de Eyzaguirre, Atria y demás bobalicones.

    Oscar, estamos de acuerdo en muchas cosas, en desacuerdo en otras. Me dices que la guerra tiene sus leyes, como la "Conversión de Ginebra", tal vez habrás notado que los únicos juicios donde se "aplican" esas "leyes" los hacen los países vencedores, sobre personas de los países vencidos (caso hilarante son los Juicios de Nuremberg, cuando nadie le tocó una uña a quienes decidieron asesinar a 200.000 civiles japoneses indefensos en Hiroshima. La convención de ginebra es un chiste, cuando una nación derrotada enjuicie y condene a la horca a los que les ganaron te podría creer que tiene algún sentido.

    No creo que en la guerra ni en los negocios deban haber otras relas que el interés de las partes y no veo otra forma de resolver los conflictos que con el libre funcionamiento de los mercados y los precios. Para mi la existencia de cualquier organismo del gobierno para "defender" a la libre competencia, simplemente la hace menos libre, solo por existir, para que hablar de cuando actúa.

    Javier, el "handicap" responde justamente a la idea que tienen muchas personas acerca del juego limpio y la competencia, aunque parezca ridículo su razonamiento es "no puede haber competencia justa si no igualamos a tdos las condiciones" luego pasan -como si nada- de "justa a "libre2 y ya está.Tienes a los tribunales de defensa de la libre competencia y toda esa basura.

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